miércoles, 31 de diciembre de 2014

Grados de presencia


¿Podemos establecer una diferencia entre presencia productiva y presencia improductiva? ¿Hay presencia con ego inconsciente?¿Se presenta uno cuando quiere o, más bien, cuando puede?

He aqui, a continuación, un primer intento de establecer diferentes grados de presencia, los cuales tal vez pudieran dar respuesta a alguna de las anteriores preguntas:

-No consideración de la presencia.

-Consideración de la presencia pero con imposibilidad de mantenerla. En este caso lo recomendable sería dirigir el foco de atención a la respiración, cuerpo interior y sensaciones emocionales.

-Consideración de la presencia, capacidad de mantenerla pero con disforia, debido a una identificación con pensamientos y emociones inconscientes (ego inconsciente negativo).

-Presencia agradable acompañada de un ego consciente positivo. Este sería el caso de alguien con una buena autoestima y, por lo tanto, abierto al mundo; sería alguien bien asentado en su ego personal.

-Presencia con el gozo propio de la carencia de identificación con pensamientos y emociones conscientes o inconscientes.

Probablemente se requiera algun vislumbre de consciencia del grado más avanzado de presencia como para mantener la constancia y determinación de considerarla a lo largo del tiempo.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Detectar la dinámica del ego neurótico y no reaccionar


El secreto consiste en no reaccionar a nada que proceda del ego; pensamientos, emociones, dolores, tanto físicos como emocionales, sensaciones más o menos disfóricas, creencias, juicios y discursos espontáneos procedentes del ego neurótico. La atención se debería centrar en la presencia, donde se halla el poder personal.

A veces surgen dolores con los que no contamos, se presentan de un forma particularmente intensa y provocan sentimientos de rabia, la cual expresa la rebeldia de ese impacto sorpresivo e inesperado del ego.

Estos incidentes sorpresivos e intensos, incluso pueden llegar a provocar reacciones de autoodio como repercusión, el cual se proyecta normalmente de forma pasiva o activa.

En todo caso es conveniente aceptar la emoción de enojo e indignación sin ponerle ninguna historia (que normalmente ya arrastra una desde hace tiermpo), de manera que fluya toda esa energia como fuerza natural.

Para esto último es importante no reaccionar, ni actuar la indignación a través del mecanismo neurótico de la imaginación para no derrochar la energia suscitada, la cual en su momento podrá ser utilizada de forma espontánea.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Neurosis, Infelicidad y "Yo como experiencia"



Cada vez que dirigimos el foco de atención a la consciencia espaciosa del presente, desviamos el curso de la corriente de pensamientos condicionados, y por lo tanto, cada vez que hacemos eso, vamos debilitando al ego neurótico, el cual tiende a ocupar de manera compulsiva casi toda la actividad mental.

Esta operación, no obstante, se hace más difícil cuando hay distrés o infelicidad, y, en todo caso, puede ponerle a uno en contacto con la infelicidad de fondo. Esta posibilidad ya la observó Sigmund Freud cuando explicaba que la neurosis era una huida de una realidad en la que hay infelicidad; curar una neurosis supondría, pues, transformar a ésta en infelicidad común.

A pesar de esto último, la experiencia nos demuestra que si volvemos a ponernos en contacto con la infelicidad original, con la angustia básica, nos encontramos con otra posibilidad, distinta a la formación de un ego neurótico; si la vida nos ofrece otra oportunidad, podríamos disolver toda esa angustia existencial en el espacio de la consciencia.

Las tres herramientas fundamentales para alentar un desarrollo sano de la personalidad, o sea, la realización de sus potencialidades y corrección de sus deficiencias, son: el establecimiento de vínculos interpersonales saludables, la reflexión y la práctica de la presencia, con objeto de desplazar la propia identidad desde el ego neurótico al "yo como experiencia".

jueves, 25 de diciembre de 2014

Regalo de Navidad para donostiarra


La neurosis se manifiesta en las relaciones interpersonales.

Consideramos las relaciones interpersonales como un baile. Aquel que sintoniza con los demás es capaz de llevar el ritmo natural de las interacciones humanas. Se produce una danza armoniosa y, de manera espontánea, se va accionando o reaccionando dependiendo de los tiempos y formas de cada momento. Ahora me acerco, ahora me aparto y si hace falta, y es lo adecuado, me enfrento.

Si la persona alberga dentro de sí tanta ansiedad que le obliga a defenderse, tenderá a fijarse más en realizar aquellas operaciones o interacciones interpersonales que alivien su ansiedad, por lo que la perspectiva real del "baile" queda en segundo plano, lo que da lugar con frecuencia a una confusión. Tiende de forma compulsiva, bien a acercarse a los demás, a ir contra los demás o a alejarse, ciego a la situación real. Él necesita una situación imaginaria en la que se pueda sentir seguro.

¿Se imaginan un grupo de personas bailando la ezpatadantza donde uno salga a la palestra en un momento en el que se requiere de él que se quede atrás porque le toca a otro el protagonismo? ¿o que cuando haya que luchar adopte una actitud pasiva? ¿o que cuando haya que dar la espalda se niegue y la emprenda a bastonazos?

En fin, la tarea consiste en ir abriendo los ojos a la realidad para seguir el ritmo natural de los acontecimientos y dejar de perder tanta energia por empeñarnos en lo que deberiamos ser nosotros y el mundo. No se trata de adoptar una actitud pasiva ante la vida, sino de dejar que ella se exprese a través de nosotros. La vida misma se encarga del baile, nosotros no tenemos más que dejarnos llevar.

¿Qué tal un precioso villancico para terminar?
https://www.youtube.com/watch?v=cZ-8jYpa1-o

¡Feliz Navidad!

martes, 23 de diciembre de 2014

Religio est Libertas



El lenguaje del pensamiento, para mantenerse vivo, tiene que evolucionar, ha de hacerse presente, en cada ocasión, con toda la frescura de la espontaneidad.

Es por eso por lo que se observa una evolución en todo gran pensador a lo largo de su vida. Lo único permanente es el espacio por el que la creatividad y las distintas ideas van discurriendo.

Tal vez fue esa la razón por la que Martin Heidegger encontró que era precisamente la poesía el mejor vehículo para el nuevo pensar.

Es en el espacio donde se halla la libertad, esa libertad de la que habla Eugenio D´Ors en su presentación en el III Congreso internacional de Filosofía celebrado en Heidelberg en 1908.

"Todo lo que es condicionado y fatal puede convertirse en objeto de ciencia...No podemos afirmar la misma cosa de la relación de la libertad consigo misma. Ninguna operación mental es capaz de contener el hecho de su existencia...En consecuencia, la relación de la libertad consigo misma no puede ser una relación de conocimiento" (Eugenio D´Ors, Religio est Libertas)

Eugenio D´Ors afirma después que la libertad no constituye materia de ciencia, sino que es un imperativo de creencia. Sobre esto último cabe corregirle mostrando que las creencias son "objetos" de la mente, los cuales pueden también ser estudiados de manera científica. Es por tanto pues urgente aclarar, a estas alturas, que la libertad está directamente relacionada con la experiencia ("Yo como experiencia")

"Y en aquello que se refiere a las relaciones de uno consigo mismo, un camino abierto, no hacia la paz, que es la muerte, sino hacia la guerra, la buena guerra, la dulce guerra, no ya la defensiva, que sólo podría aspirar a una conservación de valores, sino la ofensiva, la agresiva; guerra de alma en que hay siempre algo por ganar" (Eugenio D´Ors, último párrafo de Religio est Libertas )  

No hay mejor experiencia que vivir la libertad de la consciencia. Tal vez quede aún mucho ego por digerir, mucha historia de dolor, pero al menos sabe uno hacia donde se debe dirigir.


Rafael San Andrés

¿Le gusta Haydn?
https://www.youtube.com/watch?v=3pPDFAoj_Tw

domingo, 21 de diciembre de 2014

Los tres estratos concéntricos del "Yo como objeto"


      

Ego neurótico (círculo concéntrico interior, el más cerrado, constreñido por  los debieras)

Ego social (círculo concéntrico medio, ámbito más abierto, constreñido por el grupo social)

Ego personal (circulo concéntrico exterior, el menos constreñido y abierto a la experiencia)

Del "Yo como objeto" es importante distinguir el ego neurótico (yo ideal-yo degradado), el ego social (autoimagen y autoconcepto proporcionados por familia y cultura) y el ego personal (yo auténtico, visión de un sueño genuino y campo de las propias deficiencias y potencialidades).

Al "Yo como objeto", o ego, lo forma todo aquello con lo que nos identificamos, pero hay sueños que nos salen del alma...
https://www.youtube.com/watch?v=OKA38GM1y-Y

viernes, 19 de diciembre de 2014

El ego neurótico


"What one really is may be easy to see, learning to trust and live consciously in the light of that reality is an immensely demanding and lifelong challenge" (Douglas Harding)

"Lo que uno realmente es puede verse facilmente, aprender a confiar y vivir conscientemente a la luz de esa realidad es una gran exigencia y un desafio de por vida" (Douglas Harding)

La resistencia a lo que es, es un componente básico de la parte neurótica del "Yo como objeto" o ego. El aspecto defensivo de éste adquiere su fuerza debido a su deseo de supervivencia. Y esto es así, aún cuando los ruidos más desagradables sean música celestial en comparación con ciertos pensamientos.

Mientras el individuo se sienta inseguro, con falta de confianza en sí mismo y atormentado por la angustia básica, no dejará de aferrarse a su ego neurótico o "yo ideal-yo despreciado", aún cuando éste no le lleve más que a la autocondena.

Esta dinámica es la que puede hacer que no resulte fácil aprender a confiar y vivir conscientemente a la luz de la realidad de lo que uno realmente es ("Yo como consciencia plena"), aún cuando éste lo haya podido ver facilmente en algun momento.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Efecto de rebote tras un evento


Tenemos que considerar el efecto de rebote, o repercusión, que se manifiesta en una persona introvertida e hipersensible, con posterioridad a un evento interpersonal, el cual le ha obligado a estar particularmente presente, o se ha visto acompañado de sucesos más o menos sorpresivos.

En estas recuperaciones posteriores al estrés interpersonal, la mente se hace con el control y absorve gran parte de la consciencia centrándola en un mundo interior de recuerdos, imaginaciones, ensoñaciones, en fin, un marasmo de ideas y pensamientos que campan a sus anchas y le pueden apartar al individuo durante un dia, o varios, de las actividades que normalmente lleva a cabo.

Se trataría de un tipo de estado alterado de consciencia, una disociación; de hecho, en estos casos, hay un aumento de dolor psíquico y más ensoñación diurna de lo que es habitual en cada individuo en particular. El individuo vendría a ser lo que aqui denominamos "Yo como agente".

lunes, 15 de diciembre de 2014

El "Yo como agente" es un proceso


Si queremos percibir algo del "Yo como agente", el ente que somos, sólo tenemos que dirigir el foco de atención hacia las sensaciones corporales. Eso es todo lo que podemos saber de él de forma directa.

Por lo demás, podemos saber también algo de él por las iniciativas y decisiones tomadas a lo largo del tiempo, decisiones, o direcciones del comportamiento, influidos por las particularidades del organismo, por el ego o por el yo verdadero.

No estamos capacitados para hacer una valoración definitiva de él hasta que no haya realizado todo su recorrido y deje de existir. Pero, allí y entonces, ya no estaremos nosotros para verlo...

jueves, 11 de diciembre de 2014

Una reflexión sobre el mundo exterior


Conviene distinguir en nuestra mente, aquellas áreas que no puede controlar, o que ofrecen una resistencia, a las cuales llamamos el mundo exterior, de las partes más internas, las cuales son manipulables como las reacciones emocionales, el pensamiento, la fantasía, la imaginación etc. Nuestra mente también se compone de la traducción cerebral del mundo exterior y nuestras acciones sobre él, o sea, sobre la resistencia que éste nos presenta.

El mundo exterior, además de incontrolable, de forma global, es incognoscible; sin embargo nuestro pensamiento e imaginación se las arregla para interpretarlo de acuerdo, entre otras cosas, con el clima emocional imperante en nuestro interior. De ahí, por ejemplo, la tendencia a pensar mal cuando se dispone de una baja autoestima.

De los objetos externos no es que haya que desconfiar, sino que hay que aceptar que todos ellos nos abandonarán tarde o temprano. Sólo nuestra Consciencia nos acompañará hasta la muerte. Gracias a ella, o a través de ella, se puede manifestar toda la riqueza del campo de potencialidades contenido en el "yo como agente", el cual, como ya vimos, es tan incognoscible como la síntesis del mundo exterior; sólo lo podemos conocer a través de los efectos de sus iniciativas y decisiones, elaboradas en su mayor parte de manera inconsciente, todo lo cual va marcando un destino.

La historia de nuestro organismo cuerpo-mente ("yo como agente") se va desarrollando al margen de nuestra Consciencia. No obstante, una Consciencia espaciosa, consciente de sí misma, facilita los procesos de desarrollo propios de cada individuo ("yo como agente").

martes, 9 de diciembre de 2014

¿Qué hacer con la infelicidad?


Si alguien, en el fondo de su vivencia personal,  experimenta una insuficiente confianza en sí mismo y siente, lo que podemos llamar, angustia básica, con una sensación de estar sólo e inerme ante un mundo potencialmente hostil, inundado por una especie de aprehensión y sentimientos de falta de plenitud, cuando se pone en contacto con eso, es posible que esté contactando con el centro de su yo como ente real, el cual no debemos confundir con la imagen degradada que uno hace de sí mismo cuando se encuentra por primera vez con estas sensaciones. Esto último pertenece a la parte irreal del sentido del yo.

Debido a todo este proceso, cuando es inconsciente, se puede, en un momento determinado, llegar a la siguiente idea: "me han hecho daño y tienen que pagar"

Lo mejor es hacerse consciente de esa idea y abandonarla, sustituyéndola por esta otra: "si me ha tocado estar solo e infeliz en este momento, acepto, aunque a mi alredor haya gente que, en plena euforia, baile de felicidad rodeado de familia y amigos"

Los más afortunados cuentan con mayor confianza en sí mismos, de buena autoestima y su actitud es más abierta hacia el mundo, pudiendo actualizar, por ello, con más facilidad sus potencialidades.

Aunque hay que reconocer que la infelicidad le llega, tarde o temprano, practicamente a todo el mundo.

Uno podría conformarse con estar al corriente de la verdad de la vida que le corresponde, o mejor dicho, de cómo se siente en cada momento, en el presente momento. Es la única manera de celebrarla en el "peor" de los casos, dejando a su vez que los demás la celebren con lo que  les haya tocado.

domingo, 7 de diciembre de 2014

"Yo como agente" "Yo como objeto" y Psicoterapia


Lo más central y profundo que nos habla del "yo como agente" son sus decisiones e iniciativas, asi como algunos estados afectivos vitales o primarios. Sabemos también que le anima el instinto de supervivencia. Es una potencia que se resiste a la fatalidad. Sabemos cuales son sus límites biológicos. El "yo como agente" es un ente que se mueve por su supervivencia y por su desarrollo. Es un campo de potencialidades, donde se encuentran sus dones y capacidades esperando las condiciones adecuadas para su actualización. También posee sus ventajas e inconvenientes de origen hereditario y constitucional.

El "yo como agente" sería el "yo científico", una descripción imposible de toda la profundidad de un ente humano, un yo incognoscible que va marcando un destino particular. Conocer el "yo como agente" sería equivalente a conocer el destino de alguien en concreto, de alguien del que queremos conocer toda su infinita complejidad de manera científica.

Del "yo como objeto" nos hablan las reacciones autoprotectoras del la propia autoimagen y autoconcepto y las emociones que las acompañan. Le anima el deseo compulsivo de mantener y potenciar la autoimagen, que en realidad son de dos tipos, una glorificada y otras degradada, cuyos límites son difusos, inconsistentes y, evidentemente, imaginarios.

No olvidemos que el "yo como objeto" es una ilusoria y muy pequeña parte del "yo como agente".

El "yo como agente" contiene el instinto de supervivencia biológico, el campo de potencialidades genuinas y los deseos y miedos del "yo como objeto" que se esfuerza por sobrevivir.

El "yo como objeto" contiene la neurosis, la cual puede ser tratada a través de la psicoterapia y la práctica de la presencia, o sea, un reforzamiento del "yo como experiencia".

La psicoterapia consiste en una invitación a una reflexión capaz de distanciarnos de nuestras identificaciones (conscientes o no), resolver problemas, fomentar buenos hábitos y vivir una experiencia correctiva con alguien de quien nos podemos fiar y nos ofrece la posibilidad de mejorar la autoestima, la cual se va reforzando a través de experiencias de éxito.

El reforzamiento del "yo como experiencia" consiste en un crecimiento en presencia, la cual se va alimentando a través de la experiencia del aqui y del ahora, con grados cada vez mayores de aceptación de todos los contenidos que van apareciendo ante el inabarcable e inobjetivable campo de la Consciencia.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Airear la mente


Se trata de introducir una corriente de consciencia, cada vez mayor, en cualquier cosa que estemos haciendo o pensando.

Sería como airear la mente cada vez que añadimos una consciencia espaciosa a lo que, en un determinado momento, la tiene cautiva, es decir, a lo que tiene cautivo al foco de atención.

Una forma muy fácil de conseguir una consciencia más amplia a lo que uno está haciendo es dirigir la atención simultaneamente a la respiración.

Primero hay que tenerlo muy claro, o simplemente tener fe en ello, y después esperar que el "yo como agente", o sea, la entidad insondable que uno es, mantenga la motivación e intención de practicarlo.

Al fin y al cabo, cuanta más consciencia se insufle en el día a día, mejor y más deprisa se irán desarrollando las potencialidades propias del "yo como agente", ya que con esta operación aumenta claramente el poder personal.

Pero ¡ojo! Los esfuerzos por la espiritualidad podrían estrechar paradogicamente el foco de atención y generar lo que podriamos llamar una toxicidad espiritual, lo que requeriría tener que volver a airear la mente, de alguna manera, en sentido inverso.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

El camino hacia la luz


Ramana Maharsi, a través de la autoindagación, quiso encontrar la respuesta a la pregunta "¿quién soy yo?" en la consciencia libre, en el "Yo como experiencia", llamado también espíritu, espacio, quietud...

Tal vez no pudo aceptar que la pregunta no podía tener respuesta debido a la insondabilidad del "Yo como agente", la entidad que somos, una entidad real, una potencia que se resiste a la fatalidad; toda una "maquinaria" increiblemente compleja, deseosa de amor, poder y libertad infinitos; es el organismo cuerpo-mente que determina nuestro destino.

El "Yo como agente" es incognoscible e inmensamente más grande que lo que creemos que somos; habitualmente creemos que somos el "Yo como objeto" o ego, nuestra autoimagen y autoconcepto.

El despertar consiste en percibir el fenómeno ilusorio al que llamamos "Yo como objeto", como una cosa más que se presenta ante el infinito campo de la consciencia, a lo que denominamos "Yo como experiencia", espíritu, espacio, etc...

Todas éstas palabras, sinónimos de "Yo como experiencia", las cuales apuntan hacia el inefable ser no son más que indicaciónes de "algo" a lo que no se puede objetivar, de "algo" que contiene a todos los fenómenos que aparecen ante la consciencia. El despertar es la identificación con la quietud, con el silencio, con la consciencia espaciosa.

El despertar no guarda relación con  ninguna característica psicológica ni condición social ni ocupación. No hay método ni enseñanza alguna que lo garantice. El despertar depende del "Yo como agente", el cual es misterioso e inescrutable.

Tal vez lo único que podamos hacer es aprender, y enseñar, a detectar los obstáculos, impedimentos o errores que nos apartan de la luz.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Había una vez un anacoreta...


Habia una vez un anacoreta que se hallaba con un joven discípulo en mitad del desierto.

A partir de cierto momento el joven empezó a ponerse nervioso, se sentía cada vez más inquieto.

El anacoreta le miraba y esperó al anochecer para preguntarle.

¿Qué te pasa, querido discípulo?

El joven le respondió "No sé...llevamos aqui ya bastante tiempo y no conseguimos nada, no llegamos a ninguna parte, me parece que estamos perdiendo el tiempo, de este modo no lograremos nada"

Tras un silencio, el anacoreta le respondió: "Ya sabía que era eso lo que te estaba preocupando. Es normal, pero te diré una cosa que ya casi nadie recuerda. La vida no está en el conseguir cosas, riqueza, posición, victorias ni notoriedad. La vida se asemeja más al tiro al arco. Todo el tiempo que emplees en apuntar a la diana no es tiempo perdido, como si empeñas toda tu vida en ello".

Y a continuación se dispuso a servir la sopa para la cena.


Todo el tiempo que emplees en apuntar al centro de la diana no es tiempo perdido...

El motivo por el cual, al final, nos morimos, para descansar en paz, es porque la vida no tiene arreglo. No se llega nunca al final feliz que uno siempre ha estado esperando.

En realidad, lo que la vida te va enseñando, con el tiempo, es a aceptar y disolver dosis cada vez mayores de dolor hasta que uno es capaz de mirar a la muerte, cara a cara, sin temor.

Sólo nos queda la opción de disfrutar de la propia consciencia, de la vida que uno experimenta directamente en el momento presente, con su gozo y, a veces, con su dolor; nos queda la opción de convertirnos en "yo como experiencia".

Des-identificarse de la mente, o "yo como objeto", es el mayor logro que un ser humano pueda alcanzar. Comparado con esto, cualquier posesión, éxito, capacidad, conocimiento o victoria resultan insignificantes.

Lo que ha de hacerse surgirá por sí mismo, desde el propio campo de potencialidades, el cual es parte central de lo que aquí denominamos "yo como agente".

En cualquier caso...la vida siempre será mejor a tu lado
https://www.youtube.com/watch?v=rYNW1IxaFf4
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