jueves, 28 de abril de 2016

Relación interpersonal y meditación



No sólo es importante la intervención del "otro", el cual traería el silencio adecuado a la relación, sino también la práctica personal de la meditación.

El otro si no es exótico, mejor. Es más fácil el encaje intersubjetivo con alguien similar.

Es importante entender que el ruido mental de fondo es inevitable y necesario, es la función de la red neuronal por defecto que se activa cuando no se hace nada, cuando la mente vaga libre y se entrega a la ensoñación diurna, tal y como lo descubrió Marcus Raichle en 2001.

La presencia es algo que surge teniendo como telón de fondo la inactividad correlacionada con esta red de centros cerebrales que se ponen en acción cuando no existe ninguna actividad particular.

La meditación sólo puede ser una alternancia entre ensoñación diurna y la presencia, las dos formas de no hacer nada.

jueves, 21 de abril de 2016

Las dos formas de no hacer nada

Yo no soy lo experienciado sino lo que está experienciando o la experiencia. Yo no soy lo observado sino la observación.

Lo observado, es decir el "yo como objeto" o ego, es algo dinámico, fluido, multiforme, inestable, con imágenes diversas acompañadas de sentimientos, ideas, juicios, creencias y expectativas, todo lo cual va fluyendo como un río.

El proceso de identificación por parte del individuo hace que todos estos fenómenos se vivan como algo real, compacto o estable.

Estos fenómenos que se van presentando continuamente los tenemos asociados a nuestro sentido del yo y es eso los que les da un carácter de permanencia, permanencia ilusoria.

Hay dos formas de no hacer nada; la ensoñación diurna y la alerta consciente, es decir, la atención al "yo como experiencia", o sea, al yo testigo de todos estos fenómenos, subjetivos u objetivos, que se van presentando ante él.

La actividad es llevada a cabo por el "yo como agente" a través de mecanismos, en su gran mayoría, inconscientes.

domingo, 10 de abril de 2016

El conflicto básico


Hay veces en que no hay palabras que a uno le puedan consolar. No son las palabras las que tienen el poder de consolar, sino el conocimiento. El conocimiento del conflicto básico.

Cuando el "odio de sí" está presente, con toda su angustia, el amor no desaparece; éste está fuera del alcance de la vista, fuera del foco de atención, esperando su turno.

El amor no se resiste a nada, todo lo acepta y le da espacio

Las circunstancias actuales en la vida de uno pueden ser, en muchos casos, el resultado de dicho conflicto entre el odio de sí y su capacidad de amar.

Cuando alguien se halla, en un momento determinado, ciego de ira, en ese mismo instante, puede abrir los ojos al amor.

Es necesario hacerse primero consciente del sentimiento negativo de angustia, autotortura autocondena o autodesprecio, por ejemplo.

Esta transición desde el odio hacia el amor se puede producir y se comprueba a través de una intervención por parte de alguien que es capaz de dirigir la atención de otra persona afectada por una ira o un miedo incontrolable, consiguiendo que se desplace ésta hacia zonas de mayor amabilidad, mostrando aceptación, por ejemplo.

El arte consiste en ser uno mismo quien realice esta operación, redirigiendo la atención desde el miedo, la ira, la confusión o agitación interna hacia el silencio y la quietud, allí donde reside el amor.

Y en el peor de los casos, si hay desesperanza, saber que la esperanza nos está esperando.

sábado, 9 de abril de 2016

Dualidad innegable y síntesis no dual


No se puede negar que existe un ente en cada uno de nosotros, el "yo como agente", con su instinto de supervivencia y un mundo con el que se relaciona. Este ente tiene una historia particular y el mundo otra ajena a él.

Sin embargo la consciencia, el "yo como experiencia", o contenedor de todos los fenómenos, tanto procedentes del interior del "yo como agente" como del mundo, produce una síntesis o abarcamiento de ambos, surgiendo así la percepción de no dualidad.


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