jueves, 27 de febrero de 2014

La voluntad


Es necesaria la voluntad para llevar a cabo aquello que pensamos que es bueno para nosotros o el grupo al que pertenecemos.

Algunas veces necesitamos realizar cambios o iniciar nuevos hábitos que creemos positivos. Para ello nos ayudamos de la consciencia.

El primer ejercicio es fortalecer la consciencia. Concretamente la conciencia del presente.

Pero debemos tener claro que el fortalecimiento de la conciencia del presente nos ayudará, porque si no no tendriamos la voluntad suficiente para realizar los ejercicios adecuados para fortalecerla.

Por eso es importante disponer de un buen marco teorico sobre el que apoyar las ideas que apuntalarán la nueva actividad (los ejercicios), la cual será impulsada por la voluntad.

Debido a nuestra complicación de tener nosotros esos otros yoes ("Yo como objeto" que atiende a nuestro pasado, el cual, a la vez, es una ínfima parte del "Yo como agente" que atiende a nuestro futuro), se ha producido un alejamiento o disminución de la sensibilidad del presente (Yo como experiencia) para arrojarnos a una profunda confusión mental. Una especie de marasmo de identidades en conflicto, miedos imaginarios y deseos insaciables, todo lo cual genera la neurosis del ser humano, impidiendo o frenando ésta, a su vez, el desarrollo de las potencialidades naturales de la persona.

Necesitamos retomar nuestra capacidad de estar aqui y ahora, reforzar la consciencia, porque ésta tiene, entre otras, las siguientes funciones:

"Ser concientes del momento nos da ventajas como el aprendizaje, adaptación del comportamiento, búsqueda de la novedad. Elegimos entre las opciones de apareamiento que se nos presentan, podemos evitar a los depredadores y estar realmente presentes en las relaciones sociales. Sobre todo nos ayuda a escuchar" (Bernard Baars)

Yo añadiría una función de la práctica de la consciencia plena, o sea, una ventaja cuando crecemos en presencia, ventaja aún más básica para nosotros, hoy en día, que las expuestas por Bernard Baars, a saber; se crearía un estado o espacio interior más favorable para el desarrollo de nuestras potencialidades alojadas en el "Yo como agente", liberándose éste lo más posible del "Yo como objeto" o ego; este último supone un continuo bloqueo de la actualización de los dones y capacidades propias de la persona.

La forma más eficaz de liberarse o de reducir el impacto del ego sería la reflexión y posterior fortalecimiento del "Yo como experiencia" a través de la vivencia del presente, la aceptación de la forma que tome el aqui y el ahora, tanto exterior como interiormente.

Pero como todo, si queremos realizar un cambio, si queremos aumentar nuestra capacidad de atención, abriendo todos nuestros sentidos al presente, debemos practicar, y esto requiere voluntad.

lunes, 24 de febrero de 2014

Experiencias extracorpóreas


La Humanidad ha sido testigo desde siempre de fenómenos extraordinarios, como lo son las experiencias extracorpóreas, también llamados viajes astrales en ambientes dados al estudio de lo paranormal.

Es uno de los fenómenos más impresionantes y al parecer mucho más frecuente de lo que creemos.

Es la experiencia de salir del propio cuerpo de manera que una parte de nosotros mismos, una especie de ser más o menos etéreo, lo mira (al propio cuerpo), frecuentemente desde arriba.

Se suele producir en accidentes, tras operaciones quirurgicas, en combate, en ciertos ataques epilepticos o simplemente poco antes de dormir, entre otras muchas situaciones.

El que ocurran cosas como éstas de forma relativamente frecuente y no sólo en místicos o hechiceros bajo el efecto de ciertas drogas, ha dado lugar a la idea de que es precisamente el alma inmortal la que se separa del cuerpo temporalmente.

Es probable que sea éste el origen del concepto de alma y de ciertas concepciones de la mente.

Pero el caso es que en 2002 ya se pudo reproducir esta experiencia de forma artificial por Olaf Blanke en el hospital universitario de Ginebra, estimulando el giro angular derecho del cerebro en una paciente epileptica.

Se han hallado otras localizaciones que se correlacionan con estas vivencias, y cualquiera de nosotros nos veriamos saliendo de nuestra propio cuerpo, produciéndose una disociación de nosotros mismos si nos estimularan electricamente el punto correcto del cerebro.

Podriamos sentir con claridad, y con completa sensación de realidad, que salimos del cuerpo y desde arriba (que es lo más común) podriamos observar nuestro propio cuerpo tendido en la cama (si es que en la cama iniciamos la experiencia)

Una de cada diez personas informan haber vivido esta experiencia de una u otra forma.

También es descrita como una de las experiencias que tienen las personas que, por un motivo u otro, se hallan a las puertas de la muerte o que están en situación de muerte clínica.

Hay quien dice que todos nosotros seriamos capaces de vivir experiencias extracorporales de forma natural, si fueramos adecuadamente entrenados; y hay quien llega a afirmar que, de hecho, todos hemos tenido esta experiencia por la noches, experiencia relegada a un olvido irrecuperable.

Asi que estamos hablando de un fenómeno mucho más cercano y consistente de lo que tendemos a creer.

¿Pero quién es el que observa? y ¿a quién observa?

Lo que parece evidente es que ese cuerpo más o menos etéreo, el que observa al propio cuerpo, es un agente, el "Yo como agente" que puede moverse y tomar iniciativas; de hecho, es capaz de moverse y lo hace, y es capaz de decidir cuando se termina la experiencia, es el "Yo como agente", el cual, por medio del "Yo como experiencia", está observando al "Yo como objeto", el propio cuerpo, el cual es identificado por su nombre y su historia.

Vemos pues que hay bases para delimitar claramente lo que he denominado "Yo como agente" del "Yo como objeto", el cual, en condiciones normales, es parte de aquél.

En estos casos el "Yo como agente" va de la mano con el "Yo como experiencia" que es quien está presente, consciente del aqui y el ahora, y es testigo de la experiencia extracorpórea.



viernes, 14 de febrero de 2014

Sueños lúcidos


Este es un fenómeno extraordianariamente interesante al que , segun mi opinión, no se le ha prestado la suficiente atención.

Un sueño lúcido se produce en el momento en el que una persona se da cuenta de que está soñando, con lo que, a partir de ahí, el sueño se vive de forma diferente.

Sigue siendo un sueño, pero se vive con más intensidad y se añade a él una característica muy importante, una característica propia de la vida en vigilia, la consciencia de un "Yo".

A partir de ese momento, la persona que está soñando, toma el control del sueño, siendo capaz de dirigir la atención. Las facultades ejecutivas del individo se actulizan, y pone en acción su voluntad de llevar el sueño por donde él quiere, pudiendo vivir el mundo del sueño con todas sus potencialidades "extraordinarias".

Estas facultades ejecutivas son las que dirigen la atención, son capaces de llevar a cabo planes con arreglo a unas metas e inician la acción. Es la parte directiva de lo que hemos denominado el "Yo como agente", ese concepto derivado de un conocimiento científico hipotético exhaustivo de un individuo; al ser éste de una complejidad imposible de describir y tener un destino imprevisible, ese conocimiento científico vendría a ser inalcanzable en cualquier momento (siempre habria tiempos futuros en los que se alcanzarian mayores conocimientos de él); sólo podemos atestiguar que el "Yo como agente",está ahi, sabiendo, a la vez, que nunca lo podemos conocer.

Fíjense que en un sueño normal está presente una cierta experiencia, inconsciente de sí misma, y en el sueño lúcido, parece surgir un "Yo"

Cuando decimos "Yo", nos podemos estar refiriendo a cosas diferentes, y lo más comun es que nos refiramos al "Yo como objeto", el cual no es más que una ínfima parte de lo que hemos denominado "Yo como agente".

El "Yo como objeto" es lo que solemos decir cuando nos preguntan quién somos; nuestro nombre, procedencia, residencia, profesión y detalles de nuestra propia historia, la que nos contamos a nosotros mismos, con sus fracasos, éxitos, acontecimientos "importantes", asi como todo el conjunto de imagenes que tengamos de nosotros mismos, nuestro autoconcepto y todas aquellas "cosas" con las que nos identificamos; comunidades, personas, posesiones, pensamientos, emociones, voz interior etc.

El "Yo como experiencia" es la consciencia testigo de sí misma y del momento presente; una consciencia de los fenómenos que estén ocurriendo aqui y ahora, tanto dentro (sensaciones corporales, pensamientos y emociones) como fuera (percepciones sensoriales).

Resulta muy curioso que mientras soñamos, normalmente se trata de una simple experiencia durante la cual, la idea de un yo está muy debilitada, no teniendo ningún control sobre lo que ocurre en el sueño; yo diría que es una experiencia como la que podría tener cualquier animal no humano. Los distintos "yoes" descritos parecen desaparecer; no hay una imagen clara de sí mismo, propia del "Yo como objeto", no hay ningún control sobre el foco de atención por parte un "Yo como agente", ni existe una consciencia de que uno está viviendo esa experiencia en ese momento, es decir, no hay un "Yo como experiencia".

Sin embargo, en los sueños lúcidos, o sea, en aquellos en los cuales el individuo es consciente de que está soñando, aparece el "Yo" en sus tres conceptos.

El sujeto es consciente del presente y vive por tanto el sueño con más intensidad, con más viveza y detalle, es decir, está presente el "Yo como experiencia". Puede dirigir el foco de atención y controlar a su gusto el sueño, lo cual es la actividad fundamental del "Yo como agente" y se recupera un recuerdo de la idea del yo con su historia, deseos, memoria de otros sueños etc.

La diferencia entre un sueño normal y un sueño lúcido parece ser la emergencia de un "Yo", propio de la vigilia, en el sueño lúcido.

¿Tendriamos que despertar de un sueño lúcido lo mismo que tendriamos que despertar de nuestro estado de vigilia habitual?

Música para disolver el ego y soñar...

http://www.youtube.com/watch?v=W8yenFBRNAI

jueves, 6 de febrero de 2014

Estado semiconsciente, "Yo como experiencia" y Éxtasis



Desde que nos despertamos hasta que nos volvemos a dormir creemos que estamos en estado consciente.

Sin embargo la palabra más exacta para definir el estado en el que nos solemos encontrar durante el día debería ser: estado semiconsciente

Aunque hemos delineado los distintos conceptos a los que nos podemos referir cuando decimos "Yo": "yo como agente" "yo como objeto" y "yo como experiencia", normalmente interfieren unos con otros y el estado de consciencia en el que nos encontramos durante el día suele ser "ruidoso".

En realidad la consciencia se suele hallar fijada a pensamientos, imágenes y a todo un mundo interior o exterior, cuyo propósito no es más que reforzar el concepto de nosotros mismos tratando, inconscientemente, de aliviar el miedo al espacio que hay más allá del "yo como objeto" (auto-imagen y auto-concepto).

Ese espacio se intuye como un vacío insoportable equivalente a la muerte. La vivencia espaciosa o desenfocada del presente, o dicho de otra forma, el foco de atención dirigido a la atención misma, lo cual definiría al "yo como experiencia", libera la consciencia de sus fijaciones habituales y nos demuestra que no hay nada que temer si dejamos de lado todos esos pensamientos que forman nuestra identidad, es decir, nuestro "yo como objeto"; es más, es en ese estado en el que hallamos seguridad.

Esa es la explicación de ese genial proverbio chino: "Vete al corazón del peligro, porque allí encontrarás seguridad".

Por definición es el "yo como experiencia" quien percibe plenamente el presente, es la consciencia del aquí y el ahora, sin embargo paralela y simultáneamente, los otros yo-es, el "yo como objeto" y el "yo como agente" provocan una imagen desdibujada, deformada y distorsionada del presente; los estímulos del ahora van acompañados en cierta manera de recuerdos, temores, imágenes internas, pensamientos de futuro, deseos, etc., todo lo cual empaña la función del "yo como experiencia".

Se podría decir que tanto el "pasado" como el futuro" no nos dejan ver con propiedad y completa claridad lo que tenemos en frente en este mismo instante, de ahí que utilicemos el término de estado semiconsciente para definir esa forma de consciencia habitual.

Será necesario abundar en este fenómeno de interferencia inadecuada entre los distintos yo-es, pero por el momento tal vez un pequeño cuento pueda aclarar lo que estoy intentando explicar:

"Un hombre se le acercó a un sabio anciano y le dijo:
Me han dicho que tú eres sabio.... Dime algo que haces que te lleva a serlo.

El anciano le contestó: Como cuando como, duermo cuando duermo, y hablo contigo cuando hablo contigo.

Pero eso también lo puedo hacer yo y no por eso soy sabio, le contestó el hombre.

Yo no lo veo así, le replicó el anciano.

Pues cuando duermes estas pensando en los problemas que tuviste durante el día o podrás tener cuando te levantes. Cuando comes estas pensando en lo que vas a hacer luego y cuando hablas conmigo estas pensando en que preguntarme o responderme antes de que yo termine.

El secreto es estar consciente de lo que hacemos en el momento presente y así disfrutar cada minuto del milagro de la vida." (Anthony de Melo)


Es posible practicar la consciencia plena durante el día, con lo cual crecemos como presencia, es decir, como "yo como experiencia", lo cual actualiza las potencialidades albergadas en el "yo como agente", es decir, la totalidad de nuestro organismo "cuerpo-mente" con lo cual, aparte de encontrar mayor satisfacción, restaría mucho sufrimiento a nuestra existencia.

Y digo que restaría mucho sufrimiento a nuestra existencia, porque a mayor identificación con el "yo como experiencia", menor identificación con los pensamientos que forman el "yo como objeto" o ego, el cual se basa en la identificación inconsciente con una imagen degradada de nosotros mismos, la cual necesita de una imagen positiva compensatoria; y en el mantenimiento constante de esa imagen y auto-concepto queda atrapada una parte muy importante de nuestra energía psíquica.

También es posible alcanzar estados de éxtasis practicando la meditación, la cual no es más que quedarse quieto y en silencio y en estado de absoluta presencia; de ese modo se pueden alcanzar estados especiales donde los límites habitualmente sentidos del "yo" se funden con el ambiente, a veces expresado como una fusión con el Universo, como una vivencia profunda del Ser, el cual no percibiría ninguna dualidad entre el "yo" y el "no-yo".

Aunque yo mismo he experimentado estados parecidos de vez en cuando, no recomendaría dar demasiada importancia a esto último.

En mi opinión la búsqueda de estados de consciencia extraordinarios vendría a ser un querer rizar el rizo, un desear vivir estados mentales como de "cuelgue" y desviar la atención de lo verdaderamente práctico e importante, es decir, el intento de crecer en Presencia, fortaleciendo cada día el "yo como experiencia", esa parte de nosotros, testigo de los pensamientos, emociones, sentimientos y percepciones, tal y como se van presentando.

Para finalizar sólo aconsejar que cuando sea usted testigo del dolor vivido en el cuerpo, intente ser más testigo del testigo que del dolor.

Los espacios entre las notas del piano nos conectan con el silencio...

http://www.youtube.com/watch?v=CaMm7ufCz-s





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