sábado, 28 de junio de 2014

Si tu pensamiento te dice que no tienes derecho a vivir, mátalo


Puedes identificarte bien con tu pensamiento ("yo como objeto") o bien con la consciencia espaciosa ("yo como experiencia"); si el pensamiento te dice, en lo más profundo, que no tienes derecho a vivir ¿quién querría en esas condiciones identificarse con el pensamiento, es decir, con la propia autoimagen, historia y autoconcepto? ¿qué más tienes que rastrear en todo eso? ¿qué más tienes que buscar en tu mente?

Querer resolver el problema de la mente con la mente, es como querer apagar un fuego en el monte enviando un escuadrón de pirómanos. Los pirómanos sólo servirían para informar de que hay un fuego en el monte.

miércoles, 25 de junio de 2014

No te resistas y conecta con el poder del Universo

El displacer o disforia, bien sea por miedo, ansiedad, culpa, ira, hostilidad, tristeza, desesperación o soledad, puede provocar una fijación de tu consciencia hacia esos sentimientos o emociones, pero la reacción de aversión hacia todo ello tiene mayor poder aún de dejarla bloqueda.

El ego es como un demonio que tenemos metido en el cuerpo. El ego es la rebelión ante la verdad de lo que es o, dicho de otra forma, su negación; es la aversión a la disforia del presente.

Cuando estés bajo una gran ansiedad no te olvides de reconectar con tu yo verdadero. Nada real puede ser amenazado. La rendición, o sea, dejar de reaccionar o resistirse, abre las puertas a tu presencia y tu presencia es tu verdadera identidad, tu espíritu, tu "Yo como consciencia plena".

No te defiendas y acepta lo que ocurra en cada instante, porque nada tiene mayor poder que tu espíritu; éste es lo único real y está conectado con el poder del Universo.


miércoles, 18 de junio de 2014

El espejo


Lo que vemos en el espejo es una imagen reflejada; no somos nosotros lo que estamos viendo ahí; nosotros somos la consciencia sin forma, testigo del presente, que ve el citado reflejo como una partecita más del campo de las percepciones sensoriales, las cuales arraigan en la sensación interior, sin forma, del propio cuerpo.

Miramos lo que podemos ver de este cuerpo pegado a nosotros y nos damos cuenta de que no es más que un ente más del mundo. Nosotros somos la conscienca que percibe todo, incluso las partes que podemos ver directamente, en un momento dado, del cuerpo que hemos estado creyendo ser desde que nos fijamos en el refejo de un espejo.

La autoimagen, formada por nuestra mente, es similar a la imagen reflejada por el espejo, una partecita ilusoria del campo perceptivo de la consciencia incondicionada, la cual es la esencia de nosotros mismos, aquello que hace que formemos una unidad transpersonal.

Lo que solemos percibir de los demás es también una imagen que nos hacemos de ellos, pasando por alto su ser más profundo, el cual, lo mismo que nosotros, es el infinito campo de consciencia, la quietud en la que asientan o aparecen las formas e imágenes de este mundo.

Lo observado cuando alguien mira su imagen en el espejo, con la que se identifica, se aplicaría a todos aquellos aspectos de la vida del individuo en los que se queda fijada su mente por identificación con los mismos.

La inercia de sentir la propia autoimagen y la imagen que los demás se hacen de nosotros dificulta el estado prolongado de despertar.

Uno puede despertar cuando deja de identificarse con la imagen que ve en el espejo (incluso cuando deja de identificarse con el cuerpo del "yo como agente"o ente que somos, el cual es una parte más del mundo que se presenta ante la consciencia espaciosa o "yo como experiencia")

En realidad el espejo no puede reflejar lo más profundo de nosotros, nuestra verdadera identidad; la consciencia no condicionada. El espejo no puede reflejar algo que no tiene límites.

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