lunes, 29 de septiembre de 2014

Eckhart Tolle y la psicología humanista


Lo que vengo a decir, en mi artículo sobre la experiencia que experimentó Eckhart Tolle a los 29 años, es que a lo que renunció es a esa parte del "Yo como objeto" o ego que tiene que ver con los aspectos del superego.

Sus ansias de libertad y autenticidad quedaron intactas.

Se dió cuenta de que lo importante es el "descanso", o dicho de otra forma, que era más importante el entreacto que la obra misma; obra escrita y dirigida por el superego.

En el entreacto se manifiesta el "caos", la falta de polarización, polarización propia del guión.

Del "caos" surge la consciencia misma, la fuente de toda inspiración.

Tal vez la aportación de la psicologia humanista, con Karen Horney como precursora desde el psicoanálisis, consistió en dejar de interesarse por el superego para condecer, por su parte, un mayor reconocimiento a la libertad de la persona y a las propias directrices alojadas en su ser, o en el yo verdadero como ella lo denominaba.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Sentimientos de abandono y madurez

 
Algunas veces, las personas se sienten solas, como abandonadas y con una sensación de miedo o desamparo. Algo así tiene que sentir un niño cuando aún necesita de los cuidados de su madre para sentirse bien y se siente frustrado cuando no obtiene de ella la atención necesaria.

Cuando se es adulto y aún persiste esa dependencia...habrá momentos en que uno sienta esa carencia. En la práctica de la presencia aprenderá a abrazarla, sin miedo, hasta que se vaya diluyendo en el mar de la consciencia.

Todavía solemos reaccionar a si nos sentimos bien o nos sentimos mal, y esas son cosas del mundo, que es, en sí, impermanente. El niño no lo sabe y podría llegar a enfermar por abandono.

Sin embargo el adulto, con un conocimiento que el niño no tiene, puede distanciarse de sus sensaciones y descansar tranquilamente en el gozo del ser, pase lo que pase, y es el logro de ese estado al que llamamos madurez.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Los ricos también lloran


Que alguien sea más feliz que otras personas, que tenga mejor autoestima, que sea más capaz y que haya tenido mejores condiciones, no quiere decir que no sufra, sin embargo, al estar más dependiente de que el mundo le haga feliz, está en muchas ocasiones menos motivado para profundizar en el "yo" del que procede el gozo de vivir, el cual no depende de lo que pase o no pase en la vida; es el gozo de la vida misma, no de lo que ocurra en ella.

La sabiduria, basicamente nos viene a decir que normalmente pasamos por alto el gozo que se halla escondido en cada momento que vivimos, sea como sea ese momento, y ponemos nuestra atención y esperanza en la idea de sentirnos mejor en un futuro más satisfactorio. "Renunciamos" al gozo, siempre presente por el hecho de vivir, y ponemos nuestra fe en el mundo de las formas y objetos impermanentes donde esperamos placer, unas veces del mundo real y otras del mundo disociado de la fantasía o ensoñación diurna.

El camino de vuelta a casa requiere primero una reflexión, la reflexión sobre el error primordial, la identificación exclusiva con el "Yo como objeto"; después una decidida opción por estar presente y una actitud de aceptación de la forma que adquiera éste. Una consciencia espaciosa que no se quede sujeta a nada en especial, a nada a lo que se pueda nombrar, a ningún árbol que nos impida ver el bosque, a nada a lo que juzgar.

sábado, 13 de septiembre de 2014

La identidad egoica es como un iceberg


La identidad egoica o "yo como objeto" está compuesta de pensamientos y el habla interna que éstos producen, sensaciones corporales, emociones, sentimientos, recuerdos, expectativas, deseos, planes, imágenes, imaginaciones, valoraciones, exigencias y debieras, "posesiones"en fin, todo un enjambre de fenómenos, rodeados todos ellos por la "piel" del propio nombre, todo lo cual se vive como algo sólido que forma lo que creemos que somos.

En realidad esa convicción de solidez de lo que creemos que somos es una ilusión y sólo tenemos que dejar que vayan sucediéndose todas esas vivencias, una detrás de otra, para ver que, en realidad, somos el testigo de todo ese movimiento.

La práctica espiritual o crecimiento en madurez, como quiera que queramos llamarlo, consiste en ir soltando todas esas sensaciones que, hasta el momento, se hallan solidificadas en nuestro interior.

Se trata de ir dejando que se deshiele el agua que forma el iceberg, o identidad egoica, permitiendo que se vaya diluyendo en el mar de la consciencia, en el "yo como experiencia".

viernes, 12 de septiembre de 2014

Caos y polarización.


"El caos habitualmente se refiere a lo impredecible. Caos deriva de la raíz ghn o ghen del lenguaje protoindoeuropeo ("hueco", "muy abierto")" (Wikipedia)

"Polarización es el proceso por el cual en un conjunto originariamente indiferenciado se establecen características o rasgos distintivos que determinan la aparición en él de dos o más zonas mutuamente cargadas" (Wikipedia)

Polarizar es concentrar la atención o el interés en una cosa (Cuarta acepción del diccionario de la lengua española, Espasa-Calpe)

La mente humana se encuentra, en su estado más primitivo, en un estado de indiferenciación original, al que podemos denominar "caos primario".

La formación posterior, que construye la persona, de un "yo ideal", con su árbol de metas correspondiente, sirve a la función de orientar a la mente. Sin embargo no puede evitar que su polo opuesto, el "yo degradado", procedente de experiencias dolorosas, luche por hacerse notar, abriéndose a la consciencia. La atención o el interés de la consciencia gira normanlmente alrededor de esta polarización.

El sufrimiento por la confusión que produce esta dinámica conflictiva, o polarización, entre el "yo ideal" y el "yo degradado" nos puede llevar, como salida o solución, a la práctica de la presencia, el cual nos acerca al "caos primario", del cual ya podemos llegar a confiar cuando alcanzamos la suficiente madurez psicológica.

En todo este proceso de maduración psicológica, sería la reflexión tan importate como el despliegue de los programas biológicos. La guinda a todo este proceso de maduración sería el crecimiento en presencia a través de la práctica de lo que se ha dado en llamar mindfulness.

Identificamos el "caos primario" con la luz de la consciencia sin contenido, con la falta de forma, con el espacio capaz de contener cualquier "objeto".

Cada uno de nosotros somos vida sin forma; parte del "caos primario" que forma el Universo y del cual todos, en lo más profundo, hemos formado, formamos, y seguiremos formando parte.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

La polarización de la mente


La mente humana, por su naturaleza conflictiva, se halla sumida, en el fondo, en mitad de una confusión básica; una confusión de la cual le suele salvar, normalmente, la polarización de los pensamientos, emociones y actividades puestas al servicio del logro de una meta.

De ahi la importancia que se le da a encontrar un sentido a la vida.

No obstante, incluso alguien bien motivado hacia el logro de un objetivo pasa, inevitablemente, tarde o temprano, por periodos en los que se vuelve a poner en contacto con sus conflictos interiores y su desesperación correspondiente.

Esto último, aunque se suele interpretar como algo negativo, no es más que el esfuerzo que realiza nuestro ser más profundo para recordarle a la mente que ella no es más que una máquina de resolver problemas, y que la vida está en otro sitio, en un lugar tan cercano que no se requiere hacer nada, ni recorrer ningún camino ni esperar más tiempo.

Basta con volver a estar presente, aún cuando, en un primer momento, debamos permitir que la confusión básica de la mente nos haga sentir mal antes de poder disfrutar del gozo de vivir, el cual se halla más allá de los conflictos interiores.

Si estás cansada, y no puedes seguir con la polarización de tu mente, vuelve a "casa" y descansa; descansa aqui y ahora, en el lugar donde puedes encontrarte de nuevo, donde puedes volver a ponerte en contacto con tu energia, con la vida misma.
 

jueves, 4 de septiembre de 2014

La experiencia de Eckhart Tolle


Parece ser que Eckhart Tolle culminó, con una excelente calificación, su grado en Lengua y Literatura en la Universidad de Londres.

Tras este logro, se pasó un año en el que no hizo nada y durante el cual sufrió mucha ansiedad, más ansiedad que nunca, con ideas de suicidio ocasionales.

Una noche, en este periodo de su vida, con 29 años, hizo un cambio psicológico de la noche a la mañana, un cambio tras el cual se empezó a sentir en paz, libre de los padecimientos del estado de ánimo que le habían estado atormentado con anterioridad.

Yo descartaría un proceso de disociación en este caso por la sencilla razón de que no existe ningún distanciamiento de la realidad; Eckhart Tolle parece haber estado en todo momento muy consciente de todos sus procesos psicológicos, desde un estado de aceptación, incluido el "cuerpo-dolor".

Para empezar, es evidente que tras un proceso inconsciente, alimentado por su gran inteligencia, fue capaz de renunciar a algo importante para él hasta ese momento. Consecuentemente vivió una liberación al dejar de estar tan angustiado por su conflicto interior. 

Posteriormente fue construyendo una visión de lo que le había ocurrido, una visión basada en las enseñanzas y lecturas de maestros espirituales, y elaboró en los años siguientes una explicación que encajaría con lo que se suele denominar, en ciertos sectores, el despertar espiritual.

Mirándolo desde un punto de vista psicológico, me da la impresión de que Eckhart Tolle siempre defendió con tenacidad su autenticidad, hasta el punto de negarse a ir al colegio a partir de los 13 años, algo que odiaba. Pero a la vez siempre mostró intensos deseos de saber.

Se preparó por su cuenta y llegó a poder matricularse en la Universidad de Londres finalizando su grado en Lengua y Literatura, como ya hemos dicho, con gran éxito.

Se ve que, a la vez que defendía su integridad y libertad interior con uñas y dientes, albergaba el deseo de dar satisfacción a sus padres con el éxito académico y en la vida en general.

Tal vez renunció al deseo de satisfacer las expectativas paternas (o maternas) y se entregó de lleno a la tarea de desentrañar el misterio de la vida.

Echemos un vistazo a "Resignación; el recurso a la libertad" de Karen Horney (Madurez y Neurosis)

"La tercera solución mayor de los conflictos interiores consiste esencialmente en la retirada del neurótico del campo de batalla interior, declarando que no le interesa. Si puede lograr y mantener una actitud de indiferencia, se siente menos turbado por su conflictos interiores y puede obtener una semblanza de paz interior. Como sólo puede hacer esto renunciando a la vida activa, la "resignación" nos parece el término apropiado para esta solución. Es la más radical de todas las soluciones y, por lo tanto, frecuentemente produce condiciones que permiten un buen funcionamiento.

La gente desapegada y resignada puede ser poco práctica, inerte, incapaz y difícil de tratar a causa de su actitud de desafío ante la influencia y la intimidad, pero posee, en grado mayor o menor, una sinceridad esencial, una inocencia en sus más íntimos pensamientos y sentimientos, que no se deja corromper por el atractivo del poder, del éxito, del halago o el "amor".

Primero vimos que las evasivas y restricciones eran puestas al servicio de la integración. Luego vimos también que eran determinadas por una necesidad de libertad, sin conocer aún su significado. Ahora comprendemos que necesitan libertad de complicación, influencia, presión, libertad de los hierros de la ambición y la competición, para conservar su vida interior inmaculada"

Yo a estas observaciones de Karen Horney añadiría lo siguiente

El poder de la renuncia siempre está ahí:

Cuando deseamos algo porque lo consideramos muy importante, o indispensable, hacemos todo lo posible por conseguirlo, pero si no lo logramos, nos sentimos desesperados, y pasamos a un estado en el que lo que esperamos es que, lo que necesitamos, nos sea facilitado con ayuda externa; si esto último tampoco se produce, nos sentimos desvalidos.

Cuando ambos sentimientos se combinan, o sea, desesperación y desvalimiento, se queda el organismo cuerpo-mente vulnerable a todo tipo de trastornos (George L. Engel, " The giving up-given up" complex)

Sólo la renuncia a aquello que estábamos deseando, o más bien "necesitando", nos puede sacar de esa situación tan propicia a la enfermedad.


Este proceso podría ser acelerado con la práctica de una intensa presencia, pero seguramente debe ser precedido por la consecución de un estado de renuncia a algo que, hasta ese momento, se ha estado deseando con intensidad.

Ahora la pregunta es ¿podemos hacer algo para llegar a renunciar o es un proceso de gracia (inconsciente), con alguna relación con el tiempo transcurrido, factores de la personalidad, etc, proceso semejante al del perdón?

Da la impresión de que la única salida es el crecimiento en presencia; puede que Eckhar Tolle no supiera dar una explicación psicológica de su experiencia, pero logró hacerse, a través de su investigación posterior, con una herramienta muy útil para llegar al mismo resultado.

A Eckhart Tolle le debemos la motivación que nos ha proporcionado para estar presentes y en contacto con la consciencia misma; tenemos que agradecerle sus esfuerzos por liberarnos de los pensamientos inútiles, perjudiciales y constantes que casi llenan el día a día y también tenemos que agradecerle su generosidad de ser transparente, tanto que nos ofrece la posibilidad de comprender los mecanismos psicológicos que probablemente pudieron subyacer a su radical cambio personal.


Rafael San Andrés

miércoles, 3 de septiembre de 2014

El desencanto de la espiritualidad


Sería interesante determinar las reflexiones básicas necesarias antes de la decidida práctica de la presencia para evitar caer en el desencanto de la espiritualidad. En realidad nunca podemos prescindir de la reflexión, como tampoco es posible evitar pasar por periodos de desencanto de la espiritualidad, y es precisamente en esos periodos cuando debemos retomar la reflexión para poder seguir adelante.

Una de las observaciones más importantes sería la del reconocimiento de las repercusiones o reacciones que siguen a cada avance. Las repercusiones son desesperantes y le arrojan a uno a la autodesconfianza y al autodesprecio, todo lo cual estaba ya en la base de la persona antes de comenzar sus ejercicios de presencia.

El ego lucha por sobrevivir y al comienzo podemos subestimar su extraordinario poder.

Todo el ego, en su mayor parte inconsciente, se va poniendo al dia, una y otra vez, recordándonos que no nos acabamos de conformar, que aún queremos y esperamos la gloria y que, en la medida que nos apartamos de nuestro yo ideal, nos despreciamos y nos sentimos culpables y avergonzados.

Un avance o la experiencia del poder de una mayor presencia puede dar lugar a la ilusión de que aún es posible alcanzar el yo ideal propio de la neurosis y esta ilusión da lugar a un autoodio renovado al comprobar el individuo que aún tiene humillantes limitaciones.

La reflexión más importante, segun Eckhart Tolle, parece ser la certeza de que el momento presente es lo único que existe y que éste es la vida misma, por lo que tener una relación disfuncional con él, es decir, no aceptarlo, en espera de un futuro de satisfacción donde esperamos encontrarnos o sentirnos llenos, no puede llevarnos más que a una decepción continua.

De esta manera, huyendo del aqui y el ahora, nos perdemos, al mismo tiempo, el momento donde realmente podemos disfrutar de nuestra existencia, del espíritu, nuestro verdadero yo, libres de los pensamientos que nos mantienen cautivos de debieras y exigencias. Debieras y exigencias para llegar a ser un yo ideal que nos promete la felicidad pero que, en realidad, nos ofrecen el infierno.

Deducimos, pues, que paralelo a un avance espiritual es necesario seguir un proceso de maduración psicológica.

Los tres avances psicológicos, segun Karen Horney, que indican una liberación de la neurosis y, por lo tanto, una mayor madurez, serían:

Una mayor aceptación de las propias limitaciones, hacerse responsable de sí mismo y estar dispuesto a ocupar en el mundo el sitio que a uno le corresponde.

Para finalizar, indicar los dos obstáculos que considera John Welwood como los más importantes en el auténtico progreso espiritual; el bypass espiritual, del que ya hemos hablado con anterioridad, y sólo recordar que se trataría de utilizar la espiritualidad para evadirse de problemas pendientes de maduración, y el superego espiritual, que no sería más que un desplazamiento de las exigencias neuróticas que se hace uno a si mismo habitualmente, pero trasladado a la idea de que uno no hace lo suficiente o se siente culpable por no ser lo espiritual que debiera, porque no medita lo suficiente etc.

Y por último, tal vez lo que lleva algunas veces al desencanto es la desorientación, el tener una idea errónea de lo que es la espiritualidad.

martes, 2 de septiembre de 2014

Reflexiónes antes del despertar


Una buena reflexión es la de reconocer que ninguna situación es completamente satisfactoria, es lo propio del mundo de las formas y objetos que van sucediéndose en el espacio de la consciencia.

Dirigir la atención al espacio informe de la consciencia es dirigir la atención a lo único que nos puede dar satisfacción, pero para ello primero hay que aceptar cada situación, con sus necesarias imperfecciones, tal cual se presenta, tal cual es, incluyendo el estado mental, con sus pensamientos, emociones, sensaciones corporales y acontecimientos externos, incluyendo a las personas, siempre con sus limitaciones que se oponen a nuestras pretensiones de satisfacción; y aqui nos incluimos a "nosotros mismos", el pequeño yo, ese pequeño napoleón que lo quiere saber todo y estar bien en todo momento, y si no lo consigue, engorda con su queja, juicio y condenación del presente, ¡con lo que termina condenándose a sí mismo!

Otra reflexión es la de considerar el poder del tirón gravitacional de la tendencia a la disociación cuando el estrés es grande, cuando algún ego está haciendo de las suyas, cuando los traumas se actualizan...

lunes, 1 de septiembre de 2014

La tres fases del proceso de despertar


En la primera fase, la consciencia está casi completamente absorbida por el pensamiento; es el estado normal en el que el ego determina la mayor parte del comportamiento.

La segunda fase sería aquella en la que se experimenta la diferencia entre la consciencia y el pensamiento. En esta fase se va alimentando la consciencia o testigo de la mente.

Habría una tercera fase en la que el pensamiento o cualquier cosa que ocurra se disuelve en el amplio espacio de la consciencia (presencia no dual, tal y como la denomina John Welwood)

Al final del preceso se alcanza la vivencia del "Yo como experiencia", en la consciencia libre, sin contenido, no hay dolor, culpa ni miedo.
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