sábado, 13 de septiembre de 2014

La identidad egoica es como un iceberg


La identidad egoica o "yo como objeto" está compuesta de pensamientos y el habla interna que éstos producen, sensaciones corporales, emociones, sentimientos, recuerdos, expectativas, deseos, planes, imágenes, imaginaciones, valoraciones, exigencias y debieras, "posesiones"en fin, todo un enjambre de fenómenos, rodeados todos ellos por la "piel" del propio nombre, todo lo cual se vive como algo sólido que forma lo que creemos que somos.

En realidad esa convicción de solidez de lo que creemos que somos es una ilusión y sólo tenemos que dejar que vayan sucediéndose todas esas vivencias, una detrás de otra, para ver que, en realidad, somos el testigo de todo ese movimiento.

La práctica espiritual o crecimiento en madurez, como quiera que queramos llamarlo, consiste en ir soltando todas esas sensaciones que, hasta el momento, se hallan solidificadas en nuestro interior.

Se trata de ir dejando que se deshiele el agua que forma el iceberg, o identidad egoica, permitiendo que se vaya diluyendo en el mar de la consciencia, en el "yo como experiencia".

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