
Es necesaria la voluntad para llevar a cabo aquello que pensamos que es bueno para nosotros o el grupo al que pertenecemos.
Algunas veces necesitamos realizar cambios o iniciar nuevos hábitos que creemos positivos. Para ello nos ayudamos de la consciencia.
El primer ejercicio es fortalecer la consciencia. Concretamente la conciencia del presente.
Pero debemos tener claro que el fortalecimiento de la conciencia del presente nos ayudará, porque si no no tendriamos la voluntad suficiente para realizar los ejercicios adecuados para fortalecerla.
Por eso es importante disponer de un buen marco teorico sobre el que apoyar las ideas que apuntalarán la nueva actividad (los ejercicios), la cual será impulsada por la voluntad.
Debido a nuestra complicación de tener nosotros esos otros yoes ("Yo como objeto" que atiende a nuestro pasado, el cual, a la vez, es una ínfima parte del "Yo como agente" que atiende a nuestro futuro), se ha producido un alejamiento o disminución de la sensibilidad del presente (Yo como experiencia) para arrojarnos a una profunda confusión mental. Una especie de marasmo de identidades en conflicto, miedos imaginarios y deseos insaciables, todo lo cual genera la neurosis del ser humano, impidiendo o frenando ésta, a su vez, el desarrollo de las potencialidades naturales de la persona.
Necesitamos retomar nuestra capacidad de estar aqui y ahora, reforzar la consciencia, porque ésta tiene, entre otras, las siguientes funciones:
"Ser concientes del momento nos da ventajas como el aprendizaje, adaptación del comportamiento, búsqueda de la novedad. Elegimos entre las opciones de apareamiento que se nos presentan, podemos evitar a los depredadores y estar realmente presentes en las relaciones sociales. Sobre todo nos ayuda a escuchar" (Bernard Baars)
Yo añadiría una función de la práctica de la consciencia plena, o sea, una ventaja cuando crecemos en presencia, ventaja aún más básica para nosotros, hoy en día, que las expuestas por Bernard Baars, a saber; se crearía un estado o espacio interior más favorable para el desarrollo de nuestras potencialidades alojadas en el "Yo como agente", liberándose éste lo más posible del "Yo como objeto" o ego; este último supone un continuo bloqueo de la actualización de los dones y capacidades propias de la persona.
La forma más eficaz de liberarse o de reducir el impacto del ego sería la reflexión y posterior fortalecimiento del "Yo como experiencia" a través de la vivencia del presente, la aceptación de la forma que tome el aqui y el ahora, tanto exterior como interiormente.
Pero como todo, si queremos realizar un cambio, si queremos aumentar nuestra capacidad de atención, abriendo todos nuestros sentidos al presente, debemos practicar, y esto requiere voluntad.