El amor no se resiste a nada, todo lo acepta y le da espacio
Las circunstancias actuales en la vida de uno pueden ser, en muchos casos, el resultado de dicho conflicto entre el odio de sí y su capacidad de amar.
Cuando alguien se halla, en un momento determinado, ciego de ira, en ese mismo instante, puede abrir los ojos al amor.
Es necesario hacerse primero consciente del sentimiento negativo de angustia, autotortura autocondena o autodesprecio, por ejemplo.
Esta transición desde el odio hacia el amor se puede producir y se comprueba a través de una intervención por parte de alguien que es capaz de dirigir la atención de otra persona afectada por una ira o un miedo incontrolable, consiguiendo que se desplace ésta hacia zonas de mayor amabilidad, mostrando aceptación, por ejemplo.
El arte consiste en ser uno mismo quien realice esta operación, redirigiendo la atención desde el miedo, la ira, la confusión o agitación interna hacia el silencio y la quietud, allí donde reside el amor.
Y en el peor de los casos, si hay desesperanza, saber que la esperanza nos está esperando.
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