sábado, 17 de enero de 2015
Origen del dolor y su liberación
No hay forma de sobrevalorar al ego que hace que uno se odie a sí mismo. Uno no se odia así mismo por los autorreproches que se hace, por aquello por lo que se acusa o critica, sino que se condena y utiliza todo tipo de autoacusaciones porque se odia; el corazón decide y la cabeza justifica. Uno se excluye a sí mismo porque se sintió rechazado sin más.
Del inconsciente probablemente lo más interesante sea el descubrimiento del desprecio y autotortura que uno se produce a si mismo. Se trataría de una identificación inconsciente con el rechazo hacia quien lo padece por parte de alguien importante en su infancia.
La cuestión no es alcanzar una buena autoestima, sino llegar a desprenderse de la autodesestima o autorrechazo, o más bien, conseguir abarcar todo ese sentimiento doloroso que acompaña al autorrechazo y dejar que se disuelva en el espacio de la consciencia.
Una completa identificación con el "Yo como experiencia" significa una liberación de todo el dolor proveniente del ego.
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