sábado, 5 de abril de 2014

"Yo como agente" y Autoestima


La autoestima es parte del "Yo como objeto" (autoimagen y autoconcepto), el cual a su vez forma una ínfima parte del concepto del "Yo como agente", pero la autoestima no está en relación con el valor de éste, ya que éste, por definición,  no se puede calcular, medir, ni conocer en un momento determinado.

El origen de la autoestima hay que buscarlo en la historia personal, en el resultado entre el conficto "autoimagen degradada-autoimagen idealizada", la capacidad de estar en contacto con la realidad o incluso, tal vez, en los propios genes, pero no puede ser nunca una expresión del valor objetivo de la totalidad inabarcable del "Yo como agente".

De esta manera, el autoodio que sufre, en muchas ocasiones, especialmente al parecer, el hombre y la mujer occidental, como consecuencia de una baja autoestima, no puede ser nunca expresión de su valor. Es una injusticia que tiende a "infectar" el mundo social que tiene a su alcance.

La baja autoestima puede manifestarse de muchas maneras, entre ellas, la susceptibilidad o suspicacia. La realidad es que el peligro de ser mal pensado es notable ya que te hace ver malas intenciones donde no las hay y malos sentimientos donde no los hay. 

Otra  secuela de una baja autoestima, no asumida como propia ni trabajada, es que dificulta, frena o bloquea la actualización de las potencialidades albergadas en el "Yo como agente".

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