jueves, 4 de agosto de 2016

La mayor miseria


"No hay lugar tan estrecho donde no se pueda elevar el pensamiento al cielo" (Séneca)

En realidad esta frase de Séneca se acerca a la verdad, lo único que habría que hacer es sustituir la palabra pensamiento por consciencia o espíritu. Ponerse en contacto con la consciencia abierta o espíritu requiere liberarse de la identificación con la mente (pensamiento-emoción) y afianzarse en la experiencia del propio cuerpo y vivir y aceptar el momento presente.

Efectivamente, no hay lugar tan estrecho o ser humano tan "insignificante" cuya consciencia no se pueda elevar al cielo y formar parte así de lo único absolutamente valioso. Lo único valioso en él estaría también en los demás, en los cuales no se hallaría nada de valor, excepto lo que aquél posee, es decir, su consciencia o espíritu. La vivencia de esto último es la fuente de paz y gozo interior.

Hay una cita de Pierre Teilhard de Chardin que viene a cuento de lo que estamos diciendo:

"No hay nada valioso, salvo la parte de ti que se encuentra en otras personas y la parte de los demás que está en ti". Es decir, el Espíritu, el lugar donde reside la paz.

Hay pena cuando uno repara en la cantidad de posibilidades que no ha podido aprovechar por la falta de confianza en si mismo y estados de disociación. Cuando se da cuenta de lo reducida que ha quedado la expansión de su personalidad en la sociedad. Pero bueno, como decimos, no hay espacio tan estrecho o insignificante del que no pueda elevarse una consciencia al cielo.

A mi modo de ver, no habría mayor miseria que la auto-condena que nos aparta de ella, de la paz interior.

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