domingo, 16 de agosto de 2015

Apertura del canal entre el yo como experiencia y el yo como objeto. Equilibrio


Hay veces que nos sentimos mal y tendemos a creer que es por circunstancias externas que no podemos controlar. Otras veces, sin embargo, observamos que las circunstancias son las mismas y nos sentimos animados y seguros. No podemos predecir cómo será lo siguiente, porque nunca es exactamente lo mismo.

La voz interior puede llegar a preguntarse: "Si no soy yo ¿quién soy?" y el ser interior escucha la pregunta...y repite por dentro: "La experiencia directa de ti mismo, incluida la voz y el sentimiento que la acompaña". Y con esto queda patente que ya se ha abierto un canal entre el yo como experiencia y el yo como objeto. El proceso ya se ha iniciado.

Pero no se trata de un instalarse en la identificación con el ser, o yo como experiencia, solamente, sino de equilibrar las dos experiencias, la experiencia directa, desde uno mismo, y la identificación con la forma; pensamiento, autoimagen, recuerdos, metas, actividades etc., permitiendo que la dimensión del ser se infiltre en el mundo de la forma y los objetos, los cuales corresponden al propósito secundario de la vida.

La actividad de un estado de infelicidad profunda, por ejemplo, es una forma, la cual hay que aceptar y hacer que se infiltre en ella, el propósito primario, o sea, la experiencia inmediata de uno mismo. Esta última es la que facilita la aceptación de lo que hay, en el espacio de la consciencia, y facilita la llegada de nuevas formas.

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