miércoles, 16 de julio de 2014

Ideas de autocondena, ideas persecutorias e ideas de autoexaltación


La mente parece guardar, a veces, dos tipos de pensamiento-sentimiento, una voz autocrítica, autoacusadora, desdeñosa, condenatoria, poniendo como razón muy diferentes motivos, y otra voz interior que se defiende indignada.

Con frecuencia se produce una alternancia entre la voz-pensamiento de autocondena y otra en modo persecutorio, a la que también reacciona otra voz-pensamiento con indignación, condena del otro y dolor.

Para empezar, es aconsejable dejar que se expresen las voces de los pensamientos-sentimientos de autocondena y de persecución, o de otro tipo, como exaltación, tomando distancia de ellos, y tratando de no reaccionar a través de voces reactivas de autodefensa y condena del "persecutor", o de vanagloria si las voces-pensamiento son de exaltación.

Las primeras voces-pensamiento parecerían actuar como provocadores, y por lo general sus provocaciones son tan hábiles que nos suelen llevar a caer en ellas, constantemente, con respuestas de todo tipo, y haciendo que el sufrimiento aumente.

Asi pues, la no-respuesta a los pensamientos acusatorios, bien hacia uno mismo o hacia otros, o a los pensamientos de autoexaltación, será lo que con el tiempo les haga perder fuerza.

Las voces-pensamiento-imágenes-sentimiento corresponderían al "yo como objeto" o ego y la consciencia testigo de toda esta actividad mental sería el "yo como experiencia".

Por otra parte, hay veces en que obramos bajo la influencia del "yo como experiencia", o sea, que hacemos o decimos algo que nos sale del alma y, a continuación, es el ego el que se da el crédito; entonces se hincha y después reacciona con miedo a las consecuencias de lo que cree que ha realizado . En este caso habría que intentar no reaccionar a las voces-pensamiento-sentimiento de exaltación provenientes del ego o "yo como objeto".

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