miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cómo se va deteriorando la capacidad de relacionarse...



Y así es como vamos haciéndonos viejos.

Llegamos a estar, con los años, cargados de heridas, recuerdos amargos, resentimiento y vamos cortando los lazos con unos y con otros y nos vamos quedando más solos que la una.

Cómo pesa el pasado, no podemos desprendernos de él. El pasado nos da una identidad a la que nos agarramos desesperadmente porque creemos que sin ella moririamos, o no seriamos nada.
No son los años lo que nos hacen viejos, sino la amargura, el miedo, la falta de fe.

¿Es posible recuperar la inocencia?

Sí, dejando atrás el pasado y apartando el miedo de en medio. Es atrevernos a amar de nuevo, a amar al ser humano que tenemos en frente; él nunca es ni peor ni mejor que nosotros, la muerte nos iguala, y no sólo eso, somos la misma chispa divina, la cual no apreciamos por tanto ruido que tenemos en la cabeza.

1 comentario:

julia rubiera dijo...

Es un placer visitar tu morada querido y admirado amigo,pues esta habitada por bellas,sabias y reflexivas letras. Miles de besinos de esta amiga que te desea feliz fin de semana .

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