Nos separa la eternidad, un mar de soledades arropadas por violetas.
Entre tú y yo hay una distancia sideral, una imposibilidad monstruosa con dientes de tigre.
Dentro, muy dentro, un hambre devoradora incendia las entrañas, mientras tú, allí a lo lejos, muy lejos, intentas saludarme desde el infinito.
Cómo es posible que el vacío sea capaz de recorrer distancias impensables, cielos como galaxias repletas de estrellas.
Una estela de fuego quiere recorrer lo que nos separa, y lo que nos separa es un desierto inhabitable.
Los latidos del corazón, en nuestra intimidad, hacen el amor e intentan mojar volcanes de hielo.
Entre tú y yo hay una distancia sideral, una imposibilidad monstruosa con dientes de tigre.
Dentro, muy dentro, un hambre devoradora incendia las entrañas, mientras tú, allí a lo lejos, muy lejos, intentas saludarme desde el infinito.
Cómo es posible que el vacío sea capaz de recorrer distancias impensables, cielos como galaxias repletas de estrellas.
Una estela de fuego quiere recorrer lo que nos separa, y lo que nos separa es un desierto inhabitable.
Los latidos del corazón, en nuestra intimidad, hacen el amor e intentan mojar volcanes de hielo.
3 comentarios:
"Una estela de fuego quiere recorrer lo que nos separa, y lo que nos separa es un desierto inhabitable."
Que buena imagen. Y tan acertada.
Pero a veces, la distancia es demasiado larga.
Un abrazo.
Bien Carlos amigo! Hermosas letras, para leer una y otra vez pensante... Un abrazo!
Cuando se está enamorado de verdad no hay desiertos ni de arena, ni de nieve que consigan frenar ese amor.
Solo hay que proponérselo y arriesgarse, ponerse unas buenas botas para el camino y una buena cantimplora y echar a andar con fe.
Un beso
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