sábado, 7 de agosto de 2010
El mayor drama del ser humano
Hay veces en las que nos embargan los sentimientos de odio.
Odiamos a los que obstaculizan nuestro camino, a los que creemos que amenazan nuestra identidad o la idea que tenemos de cuál es nuestra nación, a los extraños, al vecino molesto, al de la moto, al que de forma inesperada nos suelta una impertinencia, a los adversarios políticos, al rival etc.
En otras ocasiones creemos que somos odiados, y ya según salimos a la calle nos puede dar la impresión de que practicamente todo el mundo nos odia.
Sin embargo, si profundizaramos aún más, llegariamos a comprender que en realidad nos estamos odiando a nosotros mismos. No es fácil de verlo, la mente tiene sus trucos para hacernos ciegos a aquellas cosas que le convienen.
Es en los momentos de angustia cuando el odio se manifiesta proyectivamente, de forma activa, odiando, o de forma pasiva, sintiendonos odiados.
Pero en el nucleo de nuestro ser, se está produciendo el mayor drama al que se enfrenta el ser humano, esto es, el odio a sí mismo.
Alcancemos la paz con nosotros mismos, y sintámonos libres de decir lo que sentimos y pensamos de una manera asertiva.
La asertividad, ese arte, no siempre fácil de cumplir.
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4 comentarios:
Nunca he odiado nada ni a nadie...Pienso que la persona que odia sólo se lastima asi mismo...
Besos
Yo no odio, pero tampoco soy la Madre Teresa.
Si me la hiciste me la pagás cuando se presente la ocasión.
No me desvela, pero no olvido.
Feliz fin de semana!
Un abrazo
Comprendo su opinion. No obstante, tampoco estoy de acuerdo con polarizar/satanizar el odio. Una emocion por si misma es un impulso unico, a veces un motivador. La meta debe ser, entonces, no negar el odio, sino transmutarlo en algo que ya sublimado sea útil.
a veces el odio es un motor bueno, a veces malo, creo que todo depende de lo que hagamos después de la ola de odio que nos embarga... interesante punto de vista
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