martes, 8 de junio de 2010

¡Cuántas pérdidas!


Cuántas pérdidas a lo largo del camino.

Cuánto amor derrochado inútilmente.

Se quedaron jirones del alma en cada esquina.

Heridas que dolieron.

Sangre derramada por cada mordisco de la vida.

Lágrimas vertidas

Tardes de lluvia y el silencio

Pero al final del camino...

¡ Siempre quedará tu ombligo !



Carlos Ignacio




10 comentarios:

LEON PLATA dijo...

Cuánta calidad literaria; cuántos aromas despide este poema...

Excelsas líneas; Saludos.

maricruz dijo...

No, el amor derrochado no es inútil, siempre compensa y hasta puede que haga feliz a el ombligo, en este caso precioso.

Buenas noches y gracias

stella dijo...

Carlos Ignacio, hermosos versos de amor con imagenes intensas
Me ha gustado como siempre visitarte
Un abrazo
Stella

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Siempre quedará ese Cuzco (Ombligo en quechua) de la tierra que nos acoge cada día y nos sostiene...muy bello lo que has expresado...un abrazo de azpeitia

ISA dijo...

Di por casualidad con tu blog,me gusta, un poema precioso,te seguire leyendo....saludos.

Duna dijo...

Me has recordado a la frase "siempre quedará París".
Tienes razón, al final del camino, tener ese ombligo es un consuelo.
Un beso Carlos

Patricia 333 dijo...

Me he tardado en regresar pero aqui estoy querido Carlos , que hermosos
versos

Te dejo un beso

osane dijo...

No, no, Eva al igual que Adán no tenía ombligo. No le cortaron el cordón umbilical.
Nunca es tiempo perdido aquel en que amamos, da igual como termine la historia. Lo único que sentimos al final es nostalgia por algo tan maravilloso.
Un beso.

Anónimo dijo...

Me da cosquillas pensar en el ombligo

cronicasdediaslluviosos dijo...

El ombligo que apolo nos remendó después de que Zeus nos castigara... ¡Adoro ese mito! Todo El Banquete de platón es hermoso, pero el mito que aporta aristófanos me encanta. ¡Y aquí lo encuentro!

Me ha encantado tu poema, me llamó la atención el título, pero tu poema habla de otro tipo de pérdidas, diferentes a las que yo buscaba. Pero ha sido una grata sorpresa encontrar lo que encontré, a pesar de que es corto, transmite derrota, tristeza y cansancio, a pesar de la última exclsamación, que parece mas bien un grito desesperado.

Te dejo algo, y perdona la extensión, pero algo que me ha recordado tu poema, y que quizás conozcas.

Un saludo.



Con la sangre hasta la cintura, algunas veces
con la sangre hasta el borde de la boca,
voy
avanzando
lentamente, con la sangre hasta el borde de los labios
algunas veces,
voy
avanzando sobre este viejo suelo, sobre
la tierra hundida en sangre,
voy
avanzando lentamente, hundiendo los brazos
en sangre,
algunas
veces tragando sangre,
voy sobre Europa
como en la proa de un barco desmantelado
que hace sangre,
voy
mirando, algunas veces,
al cielo
bajo,
que refleja
la luz de la sangre roja derramada,
avanzo
muy
penosamente, hundidos los brazos en espesa
sangre,
es
como una esperma roja represada,
mis pies
pisan sangre de hombres vivos
muertos,
cortados de repente, heridos súbitos,
niños
con el pequeño corazón volcado, voy
sumido en sangre
salida,
algunas veces
sube hasta los ojos y no me deja ver,
no
veo más que sangre,
siempre
sangre,
sobre Europa no hay más que
sangre.

Traigo una rosa en sangre entre las manos
ensangrentadas. Porque es que no hay más
que sangre,

y una horrorosa sed
dando gritos en medio de la sangre

.

Blas de Otero

Crecida

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