jueves, 10 de septiembre de 2015

El arma más poderosa del ego



El miedo... a su muerte. El miedo a la soledad, porque si se renuncia a los apoyos habituales del ego, el ego no puede menos que sentir pavor ante la soledad, pero sería una soledad del ego, no del yo real. Esto es equivalente al miedo de su muerte, la muerte del yo neurótico, que es lo que en realidad se convierte el ego.

Por cierto una señal de que recientemente ha estado uno avanzando es el casi continuo contacto en que ha estado con el cuerpo interior y la respiración.

Esta última actividad es la mayor garantia de que uno está instalado en el yo como experiencia en vez de en el yo como objeto, formado este último por la mente egoica con sus pensamientos y sentimientos.

El gran avance de la Psicología Occidental en las últimas décadas ha sido el descubrimiento del yo como experiencia (En general, sólo el yo como objeto ha sido motivo de investigación y de ahi que no entendiera lo que se ha llamado misticismo)

Barry Wolf llamó la atención sobre la diferencia entre el yo como objeto y el yo como experiencia.

El fortalecimiento del yo como experiencia es notablemente más importante y transcendental que las modificaciones en la estructura del yo como objeto.

Casi tan importante como el fortalecimiento del yo como experiencia es el reconocimiento del yo como objeto o ego cuando éste se hace fuerte. Se puede reconocer por un aumento del dolor, miedo, ira y la tendencia a tomar las cosas personalmente o a quejarse o rechazar; también le podemos percibir cuando hay una tendencia a sentirse una víctima o inadecuado.

El miedo será el arma más poderosa del ego y percibirlo y aceptarlo es lo que le derrota.

En lo más esencial, tal vez la percepción del ego sea una experiencia no verbal, tal y como lo es también la percepción del yo como experiencia. La cuestión ahora es darse cuenta de aquellas operaciones mentales que alimentan al ego, como las quejas, el victimismo etc.

En todo caso, si el ego se ve contra la espada y la pared, intentará sembrar el miedo, su más poderosa arma. Miedo ante la crítica o rechazo de los demás, fallos, deficiencias, equivocaciones etc, en definitiva ante su destrucción.

Cuando uno no puede encontrar la satisfacción a través de los demás, la tiene que hallar en uno mismo. Gracias a Dios hay dos yoes, uno el público, el que depende de los demás, es decir, el ego y el otro íntimo, la experiencia directa de uno mismo, de lo cual nadie te puede dar cuenta, excepto tú mismo.

El ego se puede experimentar como un bucle "zona emocional"-pensamiento. Sería una parte del yo como experiencia en el cual sería conveniente que se disolviera. Normalmente este proceso, cuando se lleva a cabo, se hace con una gran resistencia por parte del ego. El ego es como una reactividad emocional a algo que no queremos aceptar por miedo, es un "NO".

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