Salieron de su pecho dos palomas y éstas se perdieron entre las rocas y el rocio.
La mañana encendida de rojo rompió los lamentos de aquella criatura que perdió sus ilusiones. No hubo quien la consolara y quedó enquistada su tristeza en una celda gris, escondida en un mundo de cristales amarillos.
El tiempo se hizo nieve, copos que se van depositando, frio que se estrella contra el fuego y unos brazos de algodón, el jilguero canta los recuerdos derretidos y la noche recoge su cosecha, haciendo para sí aquello que nunca se dijo a las estrellas ni a la luna.
Dos cuchillos en el cielo se convirtieron en palomas que regresaron a su pecho.
Carlos Ignacio
La mañana encendida de rojo rompió los lamentos de aquella criatura que perdió sus ilusiones. No hubo quien la consolara y quedó enquistada su tristeza en una celda gris, escondida en un mundo de cristales amarillos.
El tiempo se hizo nieve, copos que se van depositando, frio que se estrella contra el fuego y unos brazos de algodón, el jilguero canta los recuerdos derretidos y la noche recoge su cosecha, haciendo para sí aquello que nunca se dijo a las estrellas ni a la luna.
Dos cuchillos en el cielo se convirtieron en palomas que regresaron a su pecho.
Carlos Ignacio
1 comentario:
Bueno. La alegorìa del tiempo en las dos palomas, es muy buena.
Bien escrito.
Un abrazo.
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