Pues bien, a medida que va pasando el día, parece más bien producirse una resistencia inconsciente.
Por la noche se puede producir un reflujo del ego que parece aprovecharse de la inconsciencia para ponerse en primer plano.
Es conveniente intentar desenfocar la atención para pasar a una alerta serena cuando algo nos absorbe demasiado, como la comida, una ducha, charla, representaciones, atracción sexual, alteración emocional tras algún acontecimiento, molestia, dolor..., básicamente cuando la mente se ve inundada de miedo, ira, deseo, incomodidad o dolor.
La práctica exige exponerse a desafíos cuando uno se ve lo suficientemente fuerte.
Cuando te sientas desorientado pregúntate: ¿Qué soy? (espacio para la experiencia inmediata) y, seguidamente, dirige la atención a la respiración.
O tal vez primero dirige la atención a la respiración.
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