Una cosa son los números o índices que tienen que ver con el nivel de rendimiento de la economia, paro etc y otra muy distinta las actitudes histéricas con la que reaccionamos a la situación con manifestaciones extremas, opiniones apasionadas y catastrofistas, acusaciones y llamadas a la acción...
Parece que es justo en estos tiempos cuando se ha inventado el paro, el fracaso en los negocios, la corrupción...cosas que existen de forma endémica hasta en los mejores tiempos.
Ya no sólo es la situción de recesión económica lo que debemos temer, sino las movilizaciones hacia extremismos políticos, conflictos violentos y posibles guerras devastadoras, una destrucción generalizada entre gritos acusatorios de los unos contra los otros responsabilizandose de todo, de la crisis, de la frustración, de los horrores ¡de todo!
No sólo tenemos que aguantar el sufrimiento propio de la situación, sino que también tenemos que sentir un miedo atroz, una desconfianza en el prójimo al que no tenemos inconveniente de utilizarlo como chivo expiatorio.
Acusaciones, discursos encendidos, paranoia, histerismo, conflicto ¿es necesario todo este sufrimiento inútil añadido?
Pues no, no lo creo; los iluminados que presentan soluciones diáfanas tal vez sean los peores.
El tiempo fluirá y dejará las cosas en su sitio, cuanta más acción o medidas de carácter histérico y urgente peor.
¡Algo hay que hacer! ¡algo hay que hacer! vamos gritando todos como pollos sin cabeza.
Buenos dias